lunes, 21 de septiembre de 2009

LA ASTROLOGÍA AL SERVICIO DE LA NUEVA CULTURAL DE LA SALUD

Desde el análisis astrológico se considera al ser humano un Microcosmos reflejo directo del Macrocosmos que nos contiene.


Es decir,  la Astrología asume que cada vida individual forma parte de la vida conjunta del universo, ocupa su lugar en Él y lo representa en su integridad.


Así, las investigaciones sobre psicología profunda realizadas por Carl Gustav Jung asumen este gran principio hermético, definido como Ley de la Sincronicidad:  todos los acontecimientos universales están interrelacionados entre sí por medio de leyes sutiles que es posible observar.


El objetivo de la Antigua Ciencia de la Astrología ha sido siempre el mismo: comprender los ciclos humanos a través de la observación de los ciclos celestes para adaptarnos mejor a sus acontecimientos y así mejorar la calidad de la vida humana. El pronóstico astrológico se realiza para mejorar la respuesta humana ante las dificultades y ante las crisis que, tarde o temprano, todos tenemos que afrontar.


Por esta razón, la Astrología puede y debe ser utilizada como una potente herramienta de búsqueda de oportunidades que nos ayudará a utilizar en plenitud nuestras cualidades humanas, aprendiendo a elegir el tiempo y la situación oportunas. Es decir, la Astrología Predictiva, Astrología Dinámica, nos ayuda a comprender cuándo, dónde y cómo podemos dar lo mejor de nosotros mismos con la máxima libertad posible, con sabiduría y madurez.

La aplicación de la Ley de la Correspondencia, "Lo que es arriba, es abajo", dota al astrologo de la capacidad de comprender de forma integral nuestro cuerpo, mente y espíritu.


El cuerpo humano es un reflejo del cosmos que le rodea. A modo de ejemplo simplificado, se presentan a continuación algunas de las correspondencias simbólicas que la Tradición Astrológica Médica utiliza para analizar el cuerpo físico de las personas a través de  los signos zodiacales:

ARIES: Cerebro. Huesos de la cabeza. Ojos.

TAURO: Cuello y garganta. Equilibrio del oído interno.
GÉMINIS: Vías respiratorias superiores. Pulmón y su relación con el corazón. Extremidades superiores
CÁNCER: Pechos. Estómago. Diafragma.
LEO: Plexo solar. Corazón. Bazo. Páncreas.  Espalda
VIRGO: Vientre-abdomen. Apéndice. Intestino. Vesícula biliar.
LIBRA: Riñones. Pelvis. Glándulas suprarrenales. Sistema vascular de la piel.
ESCORPIO: Vejiga de la orina. Región Lumbar. Útero-próstata. Sangre.
SAGITARIO: Músculos en general. Muslos. Hígado
CAPRICORNIO: Rodillas. Glándulas tiroides. Huesos en general.
ACUARIO: Sistema nervioso de la médula espinal raquídea. Tibia y peroné. Ligamentos y tendones.
PISCIS: Pies. Sistema linfático

Desde tiempos muy lejanos los astrólogos y los médicos trabajaron conjuntamente y estudiaron las características concretas de cada individuo, buscando sus fortalezas y sus debilidades físicas, para comprender el ciclo de las enfermedades, prevenir las crisis, personalizar las terapias a aplicar a cada enfermo, diagnosticar las dolencias y diseñar los medicamentos más adecuados y decidir cuándo deberían ser administrados. 


Pero llegados los tiempos del progreso industrial, la ciencia empírica desarrollada a lo largo de los siglos XIX y XX en la civilización occidental olvidó todos estos conceptos, acusándolos de ignorancia y supercherías.  


Inevitablemente, rectificar es ley de vida. Y así,

Una nueva Cultura de la Salud se está desarrollando de forma imparable en la sociedad moderna: Cultura respetuosa con los antiguos conocimientos, innovadora en su aplicación, ansiosa en aprender cada vez más las nuevas y revolucionarias técnicas científicas contemporáneas. Una Medicina Integral que atiende, por supuesto, el estado de enfermedad de las personas, pero que centra su objetivo en la prevención y el mantenimiento integral del estado de salud de cada individuo y de la sociedad en su conjunto.


El conocimiento astrológico asume que cada ser humano es un ser único, porque cada uno de nosotros hemos nacido en un instante único del movimiento celeste incesante. Cada uno de nosotros hemos nacido en un lugar único de nuestro mundo, con coordenadas concretas. La observación y comprensión astrológica de los seres humanos es una disciplina fascinante, pero también una potentísima herramienta de diagnóstico al servicio de la Nueva Cultura de la Salud.


Sembrar salud día a día es prevenir las crisis del mañana, preparando a las personas para que afronten sus desarrollos vitales en las mejores condiciones posibles, con la mayor libertad alcanzable, potenciando sus verdaderas cualidades, convirtiendo los inconvenientes en oportunidades de crecimiento interior y exterior: aumentar nuestra sabiduría es aprender a vivir en paz con lo que somos.


Como astróloga, creo que este planteamiento puede acercarnos a la felicidad. ¿Qué os parece?


martes, 8 de septiembre de 2009

LA ASTROLOGIA, UNA CIENCIA ANTIGUA EN EL SIGLO XXI




A los estudiosos de la Astrología Moderna nos gusta decir que nuestra ciencia es un Saber Antiguo y, al mismo tiempo, una moderna Ciencia Social y, aunque pueda resultar contradictoria, esta afirmación es para nosotros rigurosamente cierta y con ella estamos comprometidos.

La Astrología como Antigua Ciencia de la Observación, estudia los movimientos de los cuerpos celestes del Sistema Solar y se ocupa de encontrar la sincronicidad entre los acontecimientos celestes y los acontecimientos humanos sobre la Tierra. Este principio básico, denominado principio hermético, se resume en la célebre frase:

Así como es arriba, es abajo

Por tanto, la Astrología considera al ser humano como un microcosmos estrechamente relacionado con nuestro macrocosmos más cercano, es decir, el Sistema Solar en el que habitamos.

La Astrología, llamada también Ciencia de las Ciencias, forma parte de los Conocimientos Antiguos y de la Tradición Mitológica de múltiples culturas. Desde el inicio de las civilizaciones, los seres humanos hemos mirado al firmamento nocturno preguntándonos cómo estará construido y qué lugar ocupamos en él. Podríamos remontarnos hasta el Paleolítico Superior en Europa Occidental para encontrar evidencias de calendarios lunares grabados en los petroglifos de la cornisa cantábrica: aquellos hombres ya observaban la Luna y conocían sus ciclos.

Pero la primera prueba inequívoca de la observación sistemática del cielo la tenemos en la civilización Caldea y es de hace 4000 años. Los caldeos, antiguos habitantes del actual Irak, estudiaron los cielos para mejorar sus tareas agrícolas, ganaderas o de navegación. La más antigua carta astral que ha llegado a nuestros días es de 1200 A.C. y está realizada sobre una tabilla de arcilla que se encontró en Babilonia. En aquella época los astrólogos-astrónomos realizaban sus observaciones desde los templos escalonados, los zigurats, hacían sus pronósticos y diseñaban los calendarios.


El saber de Babilonia traspasó las fronteras y se difundió, tanto hacia la India y Oriente, desarrollando la compleja astrología hindú, como hacia Occidente influyendo sobre griegos, egipcios y, posteriormente, sobre la astrología romana. Así la Astrología Mediterránea, tradición a la que pertenecemos todos los astrólogos occidentales, puede definirse como


Un crisol de conocimiento entre los pueblos de Oriente y Occidente


Pero además, la Astrología Moderna es una potente Ciencia Social, que ha incorporado a sus cálculos astronómicos la rapidez de los ordenadores y que utiliza los modernos conocimientos de la Astronomía y de la Estadística para la obtención de datos.

La Astrología se ha visto fuertemente potenciada durante el siglo XX con el desarrollo de la Psicología y de la Medicina moderna. Su capacidad de análisis se ha visto multiplicada y el servicio que puede dar a los seres humanos, para ahondar en la comprensión del mundo en el que vivimos, es muy importante.


La interpretación astrológica nos permite comprender mejor a los demás y flexibilizar nuestras posturas ante los otros. Es fascinante estudiar el “universo interno” de un ser humano a partir de las relaciones cósmicas de su tema natal. De la mano de la Astrología, los ciclos de la vida cobran un intenso sentido y el conocimiento hace crecer a las personas. De esta forma, los astrólogos serios podemos colaborar en el gran proyecto humano, siendo fieles a la máxima

Conócete a ti mismo

Los astrólogos modernos estamos superando una importante barrera social y en nuestro trabajo se está desarrollando una gran revolución. En la antigüedad, sólo los reyes disponían de astrólogos entre sus consejeros personales; ahora todos nosotros, ciudadanos de a pie, podemos disponer de este Antiguo Saber como herramienta de consulta.


Esta potente Ciencia Social está dispuesta a trabajar para nuestro desarrollo integral como seres humanos, con el objetivo de hacernos más conscientes de nosotros mismos y, por tanto, más libres.