sábado, 1 de mayo de 2010

EN BUSCA DE LA MADRE, Símbolos del Elemento Tierra



Artemisa La Bella, EFESO

Artemis-Diana, La cazadora, las tierras vírgenes
Demeter-Ceres, La nutridora, las tierras cultivadas
Hera-Juno, El Hogar, la heredad propiedad de la familia
 

La comprensión profunda y personal de los símbolos permite al astrólogo desarrollar  herramientas eficaces en la interpretación astrológica.

Intentando aproximarnos al simbolismo del segundo elemento, la tierra, nada más natural que observar la estructura simbólica de lo más cercano, nuestro propio planeta, la Madre Tierra.
Pero la Tierra Primitiva ya no es nuestra Tierra actual. Aunque el cine nos transporte virtualmente con tanta facilidad al periodo Jurásico, ya no existe aquella Tierra del origen, nuestra tierra ancestral. Sin embargo, sigue vivo en nuestro instinto, en nuestro recuerdo colectivo el gran símbolo de la Madre Gestante y Nutriente. Símbolo que ha sido reforzado con las expediciones al espacio exterior, en las que los pioneros espaciales han podido observar nuestro planeta como la unidad simbólica, única y hermosa, que guardábamos en nuestras mentes. Esos privilegiados, los astronautas, nos han mostrado, de regreso a la superficie terrestre, algo más que imágenes globales de nuestro mundo. Nos han traído con ellos, su emoción y su relato, su narración y su experiencia frente al mito. Como los argonautas, nos cuentan sus aventuras y las peripecias de su viaje, más allá de las nubes, desde donde, suspendidos en el infinito, comprendieron la grandeza del universo y la belleza de la Tierra. Nunca sabremos si la Tierra es bella porque nos sentimos irremediablemente sus hijos o porque realmente es bella, pero eso no tiene importancia. Como el rostro de la madre es bello a los ojos de un niño, así a nuestros ojos la contemplación de nuestro planeta azul nos hace experimentar su majestuosa y serena hermosura. Y así, la grandeza de nuestro planeta observado desde el exterior se ha convertido en una imagen normalizada, cotidiana, permanente, necesaria y sorprendente.


La madre Tierra está· a punto de comenzar un parto del que una nueva Humanidad nacerá. Desde el exterior, sus hijos la observarán frente a ellos como un ser diferenciado, aunque el cordón simbólico siga uniéndonos a Ella.
Ya es hora, por tanto, de que nosotros, sus hijos, demos un paso evolutivo más y cuidemos de la Madre. Pero, ¿quién es Ella? ¿Quién es la hermosa Tierra? 
Así como el niño dentro del vientre materno no puede ver a su madre, pero la siente, la huele, la oye y, por fin, al verla la reconoce, así, para realizar bien el viaje y explorar muy lejos, allá donde nuestras mentes se hagan lúcidas y libres, antes tendremos que saber bien quién es Ella, y en consecuencia quiénes somos Nosotros.


Sucedió que saltamos al espacio vacio y allí no existía nuestro peso , ni gravedad.



¿Entonces fuimos felices ?